Hoy 20 de julio, durante la sesión ordinaria del Concejo Distrital destinado a debatir un proyecto de autorización de endeudamiento por 407.000 millones de pesos, se desató un incidente que culminó con el desalojo voluntario del concejal Miguel Ignacio Martínez del recinto.
Es importante resaltar que la administración distrital fue quien solicitó formalmente la autorización de un cupo crédito por valor de 407.000 millones de pesos a una entidad bancaria, desencadenando debates intensos entre los concejales presentes.
Rápidamente, Martínez expresó abiertamente su descontento con la propuesta de endeudamiento, lo que llevó a intercambios acalorados y acusaciones entre él y otros concejales. Según testigos, Martínez fue considerado irrespetuoso por sus colegas, lo que provocó la intervención de las autoridades para su desalojo. Aunque inicialmente se resistió, minutos después decidió retirarse voluntariamente.
Uno de los críticos más destacados fue el concejal José Manuel Mozo, quien recibió una respuesta de Martínez durante su defensa: “A mí me encanta Chema, te lo juro por Dios, a mí me fascina que ustedes me ataquen a mí porque quedan en ridículo ante la comunidad, pero no me puedes atacar si yo tengo una mordaza en la boca porque esos es de cobardes”.
El concejal Wiston Manuel Vargas también expresó su oposición al crédito propuesto, argumentando la falta de estudios adecuados para respaldar los proyectos involucrados. Tanto así, que se mostró molesto en el debate brindarle un apoyo al concejal Miguel Ignacio Martínez.
Minutos después, Martínez abandonó la sesión con un contundente mensaje: “Ya no aguanto tanto, ahora sí me voy porque igual esto lo van a votar sin debatirlo, se van a robar la plata. Yo por mi ciudad doy hasta mi vida”, concluyó Martínez en una transmisión en vivo a través de su perfil de Facebook.
El día de mañana continuará el segundo debate en la comisión tercera desde la 6:30 de la noche.
La ciudadanía samaria ha mostrado su descontento en los últimos días a través de las transmisiones en vivo del Concejo distrital, calificando el ambiente como un “circo” debido a los constantes enfrentamientos y la falta de consenso entre los representantes públicos.