Una vez más, el apacible paisaje del puente de Bastidas en Santa Marta se ve ensombrecido por la furia de un grupo de jóvenes que han convertido este lugar en un campo de batalla. Sin piedad, arrojan piedras y generan un pandemonio que paraliza el tráfico y amenaza la seguridad de todos los transeúntes.
Esta vez, alrededor de 30 individuos han sembrado el terror, creando un escenario caótico que pone en riesgo la vida y la propiedad de quienes se encuentran en la zona. Los residentes, presos del miedo, observan impotentes cómo sus hogares se convierten en blanco de esta ola de violencia desenfrenada.
Con cada enfrentamiento, el peligro se intensifica, dejando a su paso una estela de daños materiales y heridas. Las autoridades locales han sido alertadas, pero la situación exige una acción inmediata para restaurar la paz y la seguridad en este emblemático puente.
Los residentes claman desesperadamente por medidas contundentes que pongan fin a este ciclo de terror y garanticen la tranquilidad de la comunidad. El llamado es urgente: ¡Santa Marta necesita paz y seguridad ahora más que nunca!